Un problema es un auténtico reto. Sabemos, más o menos, a donde queremos llegar, pero ignoramos el camino. Ante esta situación caben diversas actitudes que pueden obstaculizar nuestro avance:
- Miedo a lo desconocido o retraimiento.
- Nerviosismo o prisa por acabar.
- Desazón o falta de motivación.
Estas actitudes pueden minar seriamente nuestra intervención impidiéndonos la utilización al máximo de nuestra capacidad, impulsándonos a tomar por bueno cualquier indicio de solución, eliminando el placer que podríamos experimentar y creando un complejo de inutilidad absurdo. También existen bloqueos de tipo cognoscitivo, afectivo, en el ataque al problema y culturales y ambientales.
Referencias
- Jimenez, J. E. (1999). Psicología de las dificultades de aprendizaje. Madrid: Síntesis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario