Para saborear las cosas usas la lengua, la nariz y el cerebro. Saca la lengua, obsérvala en un espejo y verás unos pequeños bulbitos. Pues bien, dentro de cada uno de ellos se albergan casi una docena de pailas gustativas. Los nervios traen mensajes desde estas al cerebro.
Tienes cuatro clases de papilas gustativas en la lengua y se encuentran en diferentes lugares. En la parte de atrás de la lengua se detecta el sabor amargo, el ácido en los lados de la lengua y en la punta.
Pero esto es solo el principio. El olor de los alimentos juega un importante papel para determinar el sabor. Es por eso que los alimentos parecen insípidos si tenemos la nariz tapada por un resfriado.
Referencias
- Mondadori, G. (coord.) (2003). Enciclopedia de Carlitos: tu maravillo cuerpo. Madrid: MDS Books.
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