La mayoría de serpientes son inofensivas y se alimentan solamente de frutas, insectos, roedores y otros pequeños animalitos.
No obstante, hay dos clases de serpientes que sí han llegado a atacar al hombre e incluso a tragárselo. Se trata de la llamada Pitón, que vive en Asia y África, y la Anaconda, que se encuentra en Sudamérica.
Estas serpientes no son venenosas, sino que matan a sus víctimas aprisionándolas entre los anillos que forman sus cuerpos ejerciendo sobre ellas una gran presión, tan grande que acaba por asfixiarlas.
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